Los ciclos
por Fabián Casas
Estuve charlando con tu verdugo.
Un hombre pulcro, amable.
Me dijo que, por ser yo,
podía elegir la forma en que te irías.
Los esquimales, explicó, cuando llegan a viejos
se pierden por los caminos
para que se los coma el oso.
Otros prefieren terapia intensiva,
médicos corriendo alrededor, caños, oxígeno
e incluso un cura a los pies de la cama
haciendo señas como una azafata.
“¿Es inevitable?”, le pregunté.
“No hubiera venido hasta acá con esta lluvia”, me replicó.
Después habló del ciclo de los hombres, los aniversarios,
la dialéctica estéril del fútbol, la infancia
y sus galpones inmensos con olor a neumáticos.
“Pero”, dijo sonriendo,
“las ambulancias terminan devorándose todo”.
Así que firmé los papeles
y le pregunté cuándo iba a suceder...
¡Ahora! dijo.
Ahora
tengo en mis brazos tu envase retornable.
Y trato de no llorar,
de no hacer ruido,
para que desde lo alto
puedas hallar
la mano alzada de tu halconero.
Estuve charlando con tu verdugo.
Un hombre pulcro, amable.
Me dijo que, por ser yo,
podía elegir la forma en que te irías.
Los esquimales, explicó, cuando llegan a viejos
se pierden por los caminos
para que se los coma el oso.
Otros prefieren terapia intensiva,
médicos corriendo alrededor, caños, oxígeno
e incluso un cura a los pies de la cama
haciendo señas como una azafata.
“¿Es inevitable?”, le pregunté.
“No hubiera venido hasta acá con esta lluvia”, me replicó.
Después habló del ciclo de los hombres, los aniversarios,
la dialéctica estéril del fútbol, la infancia
y sus galpones inmensos con olor a neumáticos.
“Pero”, dijo sonriendo,
“las ambulancias terminan devorándose todo”.
Así que firmé los papeles
y le pregunté cuándo iba a suceder...
¡Ahora! dijo.
Ahora
tengo en mis brazos tu envase retornable.
Y trato de no llorar,
de no hacer ruido,
para que desde lo alto
puedas hallar
la mano alzada de tu halconero.
(de El Spleen de Boedo, Vox, 2003)
***
El Remisero A.: ¿Te acordás en qué circunstancias escribiste este poema?
F. Casas: Los últimos poemas del Spleen se me aparecen como un todo, ya que básicamente eran poemas para domesticar el dolor que me produjo la muerte de Bruno, mi padrino, el ser que más quería en el mundo. Entonces esos poemas son sobre eso, la migración de un alma, cómo será ser viejo, etc. Y le afané a Yeats el final del Segundo Advenimiento, donde habla del Halcón y el Halconero ("Turning and turning in the widening gyre / The falcon cannot hear the falconer").
Etiquetas: casas
8 Comments:
qué poema impresionante
a mí me dio tristeza...
sí, es muy dark. cuestión general: es más fácil ser down que up en términos de retórica poética? lo más difícil es no ser ni down ni up? o es una pregunta muy boluda?
la última
Nadie habló de como está escrito este poema, más allá de su contenido. Casas es un escritor que me motiva a escribir cada vez que lo leo, es impresionante la ductilidad que desparrama en sus versos, si hasta parece que tuvieran paciencia para con el lector que debe ser invadido, una aguja que lentamente va vertiéndote el líquido, sin otra pretención.
Casas es asi. Como decís.
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"Las ambulancias terminan devorándose todo”.
La morguera se traga el cuerpo
antes que la tierra
o el horno.
Todo lo demás queda.
Todo.
Una presencia gaseosa,
a veces tan imprecisa
como la que hubo antes
de que cerraran la puerta de la Trafic.
Un torbellino disuelto
cuyas partículas
quedan adheridas
a los días.
Hasta cuándo.
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