Incensario Personal
por Washington Cucurto
A fines del siglo XXI qué será de ti, Svenja,
ahora que la ciudad es una bruma de faso en tu cabecita,
Svenja Petresca, la de la blancura incondicional,
la Simpática Representante de la Belleza Balcánica,
qué será de ti, medusa, madre
de dos hijos lindísimos, y futuros Reyes del Ejército Ruso...
Svenja Petresca, ahora que pasó el tiempo
y estuvimos cerca de realizar una hazaña en el amor;
y quizá vos ya ni te acuerdes de estas calles empapeladas
con propaganda política. Ya,
ni te acordarás Svenja Petresca, de tu tacita
de helado del Club de los Corazones Rotos,
la Singadera Universal donde nos conocimos de casualidad.
Ojalá, permanezcas bella sentada en una silla, con
tu sonrisa balcánica de volcán a punto de erupcionar.
Ya del Once, de esas calles populosas, de esos negocios
abiertos hasta entrada la medianoche no queda nada,
ahora hay edificios altos e impersonales, con
poderosos vidrios repetitivos hasta el infinito.
Countries al aire libre.
Los hermanos del Perú y del Paraguay volvieron a sus países.
Ya no suena la cumbia, y los grandes grupejos del Perú
son pasto para los antropólogos.
Estamos solos Svenja Petresca, la semana pasada demolieron
La Recova. No queda nada.
(del libro Hatuchay, 2005)
A fines del siglo XXI qué será de ti, Svenja,
ahora que la ciudad es una bruma de faso en tu cabecita,
Svenja Petresca, la de la blancura incondicional,
la Simpática Representante de la Belleza Balcánica,
qué será de ti, medusa, madre
de dos hijos lindísimos, y futuros Reyes del Ejército Ruso...
Svenja Petresca, ahora que pasó el tiempo
y estuvimos cerca de realizar una hazaña en el amor;
y quizá vos ya ni te acuerdes de estas calles empapeladas
con propaganda política. Ya,
ni te acordarás Svenja Petresca, de tu tacita
de helado del Club de los Corazones Rotos,
la Singadera Universal donde nos conocimos de casualidad.
Ojalá, permanezcas bella sentada en una silla, con
tu sonrisa balcánica de volcán a punto de erupcionar.
Ya del Once, de esas calles populosas, de esos negocios
abiertos hasta entrada la medianoche no queda nada,
ahora hay edificios altos e impersonales, con
poderosos vidrios repetitivos hasta el infinito.
Countries al aire libre.
Los hermanos del Perú y del Paraguay volvieron a sus países.
Ya no suena la cumbia, y los grandes grupejos del Perú
son pasto para los antropólogos.
Estamos solos Svenja Petresca, la semana pasada demolieron
La Recova. No queda nada.
(del libro Hatuchay, 2005)
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