domingo, julio 23, 2006

Cohetes sobre la cabeza

Por David Wapner

1.

El Comando de la Retaguardia da instrucciones precisas para los habitantes del norte de Israel:
no salir de las casas cuando suene la alarma general, encerrarse en el cuarto de seguridad, o bajar a los refugios.

Un segundo toque de sirenas significa que la alarma ha pasado.
Si no, le puede pasar como al automovilista de Haifa, que circulando por una calle durante la vigencia plena del peligro, murió al explorarle un Katiusha que le cayó de frente.

Resulta que el hombre había salido a trabajar, porque si bien El Comando de la Retaguardia no da lugar a segundas interpretaciones, las patronales sancionan a los trabajadores que se ausentan en forma injustificada.

El Estado de Israel está en guerra, pero no la ha declarado: ¿por qué? Porque una declaración de guerra formal obligaría al estado a depositar el salario de los trabajadores que se quedan en sus casas o refugios, garantizar la apertura de los centros prestadores del seguro nacional de salud, de los bancos, indemnizar a aquellos propietarios de una fuente de trabajo que se han ido a la ruina, ya sea por destrucción de la misma, o porque los clientes han huido.

El Estado prefiere seguir a muerte su profesión de liberalismo salvaje.

2.

Hoy pasé por el quiosco, me para el español:

"¿Viajás al norte, vas a ir a Tiberia (Tiberíades)?"
"¿Y vos?", le digo.
"¡Por supuesto! ¡Te caen en la cabeza proyectiles, misiles! ¡Y después pedís indemnización! ¿Está bien? ¡Te dije que soy loco! ¡Qué te pensabas!"
"Lo mismo que vos."

3 Comments:

Blogger Desdichada said...

uhm

2:05 a. m.  
Blogger marina k said...

el diálogo me hizo acordar mucho a las conversaciones de los personajes de las obras de brecht.

9:05 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

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»

7:45 p. m.  

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