viernes, agosto 04, 2006

Gracias a todos

Llegamos a destino. En la columna (acá arriba a la derecha), dejamos el índice de todos los pasajeros. Ahora los remiseros, como al final del Martín Fierro, se dispersan a los cuatro rumbos.

jueves, agosto 03, 2006

Avión



(poema tomado de la antología de poetas que están presas en la cárcel de Ezeiza, donde María Medrano coordina un taller de lectura, análisis y producción de textos. Título del libro: Yo no fui. Editorial: Voy a salir...)


por Anna Magdalena Kliszcs


Avión

Ahora también lo escucho
justo - como si pidiera que se fuera en este momento
sé adónde va - es simple
va a mi casa y no me lleva.
Me quedo aquí escribiendo sobre él:
él tiene los asientos más cómodos
y las bebidas internacionales más ricas
claro, no es barato
pero vale la pena porque va al otro mundo
sé adónde va - es simple
a mi mundo va y no me lleva
él es lo que más quiero
no lo veo
pero lo escucho.


Avión II

Alas de metal avión en el cielo
rompiendo el silencio y la tranquilidad
lo demás no existe, se borró de la tierra
ni los pájaros, ni los niños llorando lo interrumpen
no lo interrumpe el teléfono, ni las voces ni la lluvia. ¡Nada!
es el único, el más poderoso - es el rey de mis oídos
si fuera sorda también lo escucharía
¿no es así?
lo que más nos molesta
más escuchamos.
Estoy cansada, de noche no duermo
tan cerca del maldito aeropuerto
tan lejos de todos mis deseos.
Cuando salga de aquí no me lo llevo
lo abandono todo, esto, nada me dejó
hoy sigo soñando ser la reina de los vuelos.

miércoles, agosto 02, 2006

cambio

Ante el inminente cumpleaños del Remisero,
las notas de Wapner pasarán a publicarse en Nación Apache.

martes, agosto 01, 2006

Poesía

(clickear fotos)










Los esperamos

Se acerca la revancha de septiembre y un futbolista cuartetero dice en un mail:

"para que te asustes: el jueves volvemos a las canchas los cordobeses, con este frío nos vamos a entrenar en cuero y sin championes para tener las patas duras y el cuerpo caliente"

La vara

por Paula Peyseré

1

Esperando el colectivo pienso el orden
de tareas que comienzan en la mañana.
A cien metros se acerca. Estiro
la mano con que se detiene y muevo el diámetro
de la pollera para usar los escalones.

Llevo la vara sobresaliendo por la mochila del lado derecho.
Pongo una moneda de 50 y tres de 10.
Una jubilada me entorpece el paso.
La esquivo a ella y esquivo el pasamanos
de metal, para que no suene la vara.


2

Caminamos para el lado que no son las avenidas.
Nueve horas de trabajo hacen la maldición anónima
de no saber qué clase de talleres y comercios rodean mi casa,
qué lado de la vereda recibe sol a esta hora..
la montaña de bolsas de basura
parece acumulada, traida de otros barrios.

Llevo la vara en la axila izquierda, surcando
costado a costado como proa
con el impulso de ritmo que le imprimen mis pies.
Simulo usarla de sable
contra violadores y ladrones inventados.
La choco contra tachos de basura
y contra el auto abandonado de la puerta de un gimnasio.
Un profesor y dos aspirantes se asoman
y sin embargo, hoy es feriado.

(acá sigue la vara: 3, 4, 5, 6, 7)

Waiting for the mundial (Epílogo)

por Fabián Casas

El tema de si se le debió entregar el Balón de Oro o no a Zinedine Zidane sigue dando tela para cortar. Hace unos días leí en un diario una sesuda nota de Claudio Tamburrini, quien se acreditaba como filósofo del deporte. La nota me dejó perplejo por varios motivos: primero, porque me confirmó la sospecha de que a veces la educación especializada no sirve para nada. ¿Qué planteaba Tamburrini? Primero se preguntaba si Zidane había hecho suficiente mérito como apara recibir el Balón de Oro de la FIFA. En la nota concluía que no, ya que, decía, "en mi opinión la reacción de Zidane denota la ausencia de ciertas virtudes fundamentales en un deportista".
Después citaba a Aristóteles y su bendita Etica, donde el filósofo helénico dice que "el ciudadano virtuoso debe encontrar el justo equilibrio entre dos estados deficientes, el punto medio entre la ira y la indolencia". Tamburrini remataba: "Zidane ha demostrado con su reacción carecer de esa excelencia de carácter que nos permite reaccionar ante afrentas humillantes mostrando tranquilidad de espíritu".
También, sobre el final de la nota, Tamburrini remarcaba que el hecho de que Zidane no le haya pegado el cabezazo en la cara al italiano lo complicaba aún más: "Aparentemente no intentó lastimarlo, pero no quiso dejar de hacer notar que no estaba dispuesto a tolerar ese tipo de afrentas. En un sentido, la elección de una forma de agresión más leve habla a favor de Zidane. Pero en otro sentido lo condena aún más, porque demuestra que, lejos de reaccionar instintivamente a una provocación, estaba en condiciones de controlar sus reacciones". Al final de la nota, Tamburrini propone quitarle el Balón de Oro a Zidane y dárselo a Cannavaro, por su actuación sobresaliente en la última línea de Italia.
Vamos de a una y al ras del piso. Por un lado no hay que olvidar que el filósofo (Aristóteles) que pedía esa excelencia de carácter vivía en una sociedad (al igual que la nuestra) que permitía la esclavitud humana. Por otra parte, llama la atención que alguien que se rige por tan nobles propósitos morales cuando hace una análisis (Tamburrini) pueda estar de acuerdo con un premio pedorro que entrega FIFA como lo es el del Balón de Oro ¿A quién carajo le importa el Balón de Oro? ¿Quién puede tomar en serio un premio como El Balón de Oro?
Segundo: el cabezazo de Zidane fue notable por muchos motivos (y quizás ya forma parte de una de las grandes escenas del Mundial, como cualquier jugada maravillosa). Lo que primero llamó la atención es que no fue un golpe artero, de esos que se pegan y que enseguida se disimulan para que el árbitro no lo pueda ver. No, Zid Vicious se tomó su tiempo, pegó en el pecho y se quedó mirando al jugador italiano cuando éste estaba en el piso, como reafirmando su actitud.
Zidane no salió del lugar del hecho, no le dio vergüenza ni lo turbó, estaba haciendo lo que quería hacer en ese momento. ¿La magnitud del insulto? No creo que eso haya sido tan importante. Lo que creo que se refleja en ese golpe es la sensación de que a veces, aunque uno juegue mejor y con hidalguía, no es suficiente para superar a una máquina aceitada que juega, básicamente a no perder, como lo hizo Italia.
Esa impotencia es un poco la madre de ese cabezazo en el pecho. Lo que Zidane le enseñó al mundo fue que era, básicamente, un ser humano. Y no un fantoche que anda por ahí haciendo propagandas para que la juventud no se drogue. También mostró, a lo largo del torneo, que es un extraordinario jugador que tiene el plus de aparecer cuando se lo necesita. Como los gladiadores romanos, puede decir, cuando entra a la cancha: ¡Firmes y dignos!
Y, como diría Chilavert, aparte otra cosa: quedó claro que si Zidane se hubiera regido por la lógica, seguro no hubiera metido ese cabezazo, pero posiblemente tampoco hubiera hecho muchas de las jugadas más gloriosas de este Mundial. No, si hubiera seguido la lógica, hubiera hecho lo que hizo Abbandonancieri, quién sopesó que, golpeado como estaba, era mejor para Argentina bajarse del arco para no perjudicar al equipo. Y terminó siendo todo lo contrario. Zidane, como jugador, es lo que es precisamente porque no hace las cosas que se esperan que haga. Como ese hermoso cabezazo pegado justo en ese lugar donde muchos otros jugadores necesitan una bolsa de agua caliente.

lunes, julio 31, 2006

El ejército

Por David Wapner, desde Israel
1.
Esto es un asco.
2.
Viajamos ayer a Beer-Sheva, la ciudad de sur en la cual vivimos hasta hace nueve meses. El autobús se llenó de soldados, muchos de ellos reservistas que habían recibido la cédula 8 de reclutamiento y se dirigían a sus bases. No es raro ver soldados en Israel, y en sus medios de transporte, todo lo contrario, su presencia es asfixiante, en cualquier época del año, haya guerra o no. Israel se parece a una historieta de Grondona White que publicó la revista "Humo(r)" allá por 1980: una Argentina utópica al revés, en la cual la condición natural era ser militar. Chicas y chicos visten el uniforme como su fuesen estrellas de rock, sus fusiles sos sus Fenders.

El ejército es la madre y el padre de la sociedad israelí. Genera sus hormonas y las mantiene alerta. Es el modelador central de sus conductas. El motor de cada movimiento individual y colectivo, y su propio combustible. Promueve la música joven y lanza a la fama estrellas. Amasa y hornea a sus políticos. Confiere legitimidad a quien pasa por sus filas. Margina y anatematiza a quien no haya sido soldado. Un padre que pierde a su hijo durante un operativo militar gana prestigio y es respetado.

¿Qué se puede pedir de una sociedad cementada alrededor de su tronco, el Tsahal (Ejército de Defensa Nacional)? ¿De una sociedad cuya droga y alimento es la existencia de un enemigo permanente? ¿De una sociedad discapacitada para el pensamiento crítico?¿De un país en dónde el arte disidente no existe?

3.
El primer ministro Olmert ha dado hoy un discurso ante la Kneset que es para temblar: no habrá alto del fuego, se intensificarán los ataques, nos caerán misiles y cohetes, debemos prepararnos para "sangre, dolor y lágrimas." Se va a profundizar la "limpieza" del sur del Líbano: se les dio 24 horas a los habitantes de las aldeas para que abandonen sus viviendas. A los que se queden, los van a matar. Dijeron, vamos a matar a los del Hizbollah, y también vamos a matar a sus simpatizantes. Y a aquellos que potencialmente puedan tener afinidad con los "terroristas", también.

A los israelíes esto los pones de pie. Que podría ser un pie en su propia tumba.

Quedan 4 días

Diapositiva N°9


Texto: Idefix
Foto: Marina Llambí


Abro los ojos. Esto no es mi cama, tampoco casa. Es un auto, el asiento todo para atrás. Tiro de la manija y el asiento se endereza. Varios porteros baldean sus veredas. No sé de quién es el auto. ¿Las llaves? Puestas. Nada, no me acuerdo de nada. En la guantera, una tableta de bayaspirinas; queda la mitad. No hay papeles de seguro ni cédula verde. Me zampo un par de aspirinas. Giro la llave y BUM BUM, “Buen muchacho”. Prendo la radio, hay sol, recorro el dial, también algunas nubes y están pasando mi canción preferida. Arranco.

domingo, julio 30, 2006

Fuentes

Por David Wapner, desde Israel

1.

No estoy comprando los diarios todos los días; los ojeo en los kioscos, los leo en internet, y luego los busco viejos en la calle. Una fuente importante es la radio, no por la calidad de su información, precisamente, ni por la independencia de sus analistas, que no existe. Pero, por ejemplo, enciendo en este momento la portátil:

"... dicen que todos los locutores de la Radio del Ejército que no fueron reventados en los últimos ocho meses serán relevados."

Quien hablaba estaba recordando un suceso de otra guerra, en 1974.
Cuando hablan de cualquier guerra están hablando de la actual.
Y si hablan de la actual, recuerdan las anteriores.

Hoy, por la misma radio, a las siete de la tarde, entrevistaban a dos militares de la unidad de elite "Golani" que se reponían de sus heridas en el hospital "Rambam", de Haifa. Les preguntaban si querían volver al frente, uno respondió:

"Claro, para eso nos entrenamos, estamos cumpliendo una misión, al país nos debemos."

Otro:

"Por supuesto"
"¿Qué significa 'por supuesto'?"
"Querría estar ya en Beirut."
"¿No tienen miedo?"
"Ellos nos tienen que tener miedo."
"Pero primero tienen que cambiarse las medias y los calzoncillos."
"Y lavarnos los dientes."

(Risas; los soldados heridos habían llegado sin medias y sin calzoncillos al hospital)


2.

La televisión, casi no la veo.
Apenas funciona.


3.

A eso de las nueve fuimos con Ana a comprar fruta y otros víveres a un supermercado que permanece abierto las 24 horas. El súper queda en Jafo, antigua ciudad árabe anexada a Tel-Aviv, en el linde con Bat-Yam. En el camino, sobre un tacho de basura, sobresalía una pila de suplementos sabatinos intactos del diario "Maariv". Nos llevamos uno para cada uno, y nos sentamos a leer.
A medida que pasábamos las páginas, nos preguntábamos, ¿dónde están los libaneses? ¿Dónde está el Líbano?
Nasrallah, sí, en forma de viñeta superior que se repetía a modo de estribillo.
Pero los libaneses no aparecieron hasta una foto a doble página, en forma de puntos difusos que se desparraman por una superficie sin orden ni criterio. El escenario era una foto de Beirut, tomada con objetivo ojo de pez, o filtrada a través de un efecto digital que lo emula. Lo que se adivinaba eran edificios en ruinas. Y los puntos parecían huír de entre los escombros.


4.

Domingo a las ocho de la mañana, encendí la radio y me enteré de la masacre en la aldea de Qana.

sábado, julio 29, 2006

Bichitos colorados













por Juan Incardona

Se venía corriendo la bola que Lugano iba a venir a Celina con más de cien chabones, que los estaban reclutando de Lugano 1 y 2, de la villa de Escalada y de Copello. Resulta que una semana atrás habíamos ido a jugar a la pelota al Maristas por un campeonato que armaron los curas. Después del partido, que ganamos 3 a 1, un gordo bestial, al que le decían Oso, se la agarró con mi primo Tato. Pobre Oso, pura espuma, no sabía la que le esperaba. Tato era un pibe flaquito, como chupado, y de estatura normal. Pero las apariencias engañan. Mi primo era uno de los pibes que mejor peleaba en Celina. A Peluca, al temible Peluca de los bajitos cerca del centro comercial, lo cagó a trompadas más de una vez. Tato era rapidísimo, de piernas y de brazos, una cosa de otro mundo. Una vez nos trenzamos, cuando éramos chicos. Fue en el campito de Celina. Los dos jugábamos para Bichitos Colorados, equipo mítico de los torneos infantiles de La Matanza. No sé por qué nos agarramos, pero sí me acuerdo la paliza que me dio. Por cada piña que le daba, él me devolvía cinco. Cuando nos separaron, Gastón del décimo empezó a cargarme porque yo lloraba y reía al mismo tiempo. “Ríe-llora, ríe-llora...”. Enseguida Tato, que quería reconciliarse conmigo, me dijo que me hiciera respetar, que le pegara una trompada. Sin pensarlo demasiado, me acerqué a Gastón del décimo, que no paraba de reírse, y lo puse en el medio de la boca. “¿De qué te reís?”. Al toque empezó a sangrar. Se fue a la pileta, sin decir nada. Tato me felicitó y me abrazó. Nunca más nos volvimos a pelear y durante años fuimos pegados como garrapatas. Bueno, me fui por las ramas. Como siempre. Volviendo atrás, el Oso lo bardeó a Tato en el Maristas. La cosa es que mi primo lo fajó. Los amigos del Oso saltaron y nosotros también. Se armó un combate importante. La nota graciosa la dio uno de los Hermanos Maristas, que puso por los altoparlantes: “La paz esteeeé coon nosootros, la paz esteeeé coon nosootros, la paz esteeeé coon nosootros, que con nosotros, siempre, siempre esté la paz”. Era bizarro.

Finalmente, el Oso y sus amigos, todos de Lugano 1 y 2, se fueron a la mierda, pero ojo, prometían venganza. El héroe del día fue mi primo, no cabía duda. Todos lo felicitaban.
Hay una canción de Pity que no me puedo despegar. Dice “somos indios latinos con guitarra eléctrica y comunicados a través de internet”. Otra vez me puse tangencial, y bue. Lo que pasa es que al pensamiento le agarra efecto de Joule: donde hay corriente también hay producción de calor colateral. En fin, se decía que iban a venir con cuchillos, con cadenas y toda la sanata, es más, en una de esas traían fierros. Y que vengan, si quieren venir que vengan, dijo un borracho.

Un viernes a la tarde estábamos jugando en la Sociedad de Fomento. Seguro que el pasto estaba alto. Seguro que la pelota estaba ovalada. Seguro que había un árbol en el medio de la cancha. De pronto, un pendejo, que después no vi más, apareció corriendo y dando la voz de alarma, desesperado, que venía una banda haciendo pata ancha entre los edificios de la General Paz. Los rumores se hacían realidad. No había tiempo que perder. Nos repartimos. El cabezón Adrián fue a buscar a los escobitas, a Gusano, a Cocorocó y a los dos Juanchitos -el mayor cagaba a palos a toda la 137. Tino se encargó de Julio, Rober y los pibes de Caaguazú. A Petete le tocaron los pibes de Unanué, que eran un montón. Tato y Bomba, mi otro primo, fueron al 7 y al 11 a traer a todos los que encontraran.

Pasaron más o menos diez minutos y ya teníamos a los extranjeros encima. Venían re embalados y nosotros todavía sin refuerzos. Nos rodearon. “¿Dónde está Tato?”, preguntaron. “Acá”, les dijo Rafa, agarrándose los huevos. Nos empezaron a cascotear. Pensé que nos mataban, pero enseguida aparecieron nuestros monos, que salían de todos lados. De cada rancho de Celina por lo menos uno, hasta gente grande. Fue una gresca histórica. Los escobitas vinieron en motos. Duró como una hora. Mi primo Tato volvió a destacarse. También un pibe al que le decían San Martín. Dicen que ese día se inventó la frase “a cada chancho le toca su San Martín”. No sé. Me gusta caminar en otoño, pisar las hojas caídas de los árboles, escuchar el ruidito que hacen al quebrarse. El raterío estaba más revuelto que nido de caranchos y a Lugano se le repudrió. Al Oso le volvieron a romper la cabeza. Les dimos para que tengan. Los corrimos hasta la General Paz. La frontera no la cruzamos, porque nunca se sabe. En una de esas nos tenían preparada una trampa. Cuando era chico un tío mío que fue a Estados Unidos me regaló unos chicles gigantes. Yo nunca había comido chicle. Dijeron que tuviera cuidado porque si lo tragaba se podía pegar en el estómago y morirme. A la semana siguiente de la pelea, hubo otro minicampeonato en el Maristas (duraban solamente un fin de semana). Nos anotamos como “Bichitos Colorados”. Llevamos una banda de gente. Le pedimos a don Ángel y a Luis, antiguos técnicos de los Bichos, que nos dirigieran y aceptaron de primera. Hasta conseguimos los trapos de aquella época. También llevaron un bombo. El chino y los guachos de Ugarte hicieron una bandera gigante que decía “Aguante Celina”. Salimos campeones. Aguante Celina. El tiempo es una mancha de humedad. Los años son gotas blancas que van cubriendo las fotos que tengo en la cabeza. Pero todavía queda algo. Tato la rompió. Yo hice un gol con la panza, fue muy loco. En un corner, la pelota se cruzó a media altura, demasiado alta para el pie, demasiado baja para la cabeza, y la empujé con la panza!


Dedicado a Tato Cogorno

alojamiento sin cargo

Por David Wapner, desde Israel

1.

En la feria de artesanías de Najalat-Binyamin, de Tel Aviv: "¡Nuestros soldados! ¡Niños de 20 años!" (Una mujer rompe en llanto).

2.

Hoy, Hiszbollah lanzó un cohete "de nuevo tipo", sobre la ciudad que un diario español identifica como Al Afula, que el diario Clarín trastoca en Alufa, y que todos aquí conocen por Afula, al sur de Haifa. Este cohete es iraní y de larga distancia, dato del cual hago esta lectura: mengua el arsenal de Hizbollah, que comienza a utilizar verdaderos misiles de los cuales cuentan con pocos. Los mejores y potentes los dejarán para el final, en cuyo escenario aterrizará alguno sobre la zona de Tel-Aviv.

Si cayese un misil en Tel-Aviv, las víctimas, destrozos, incendios que causase, llevarían al corazón de Israel un eco lejano de la tierra arrasada en que Israel convirtió al Líbano.

Así, los israelíes del norte, cuyas ciudades y pueblos son golpeados por los cohetes shiítas a un promedio de 100 por día, se han desplazado en estos días a las ciudades del centro y del sur, en un reflejo a escala del éxodo masivo hacia el norte de libaneses del sur que huyen de aldeas que han sido borradas del mapa.

3.

Entradas gratis a los espectáculos y museos, anteojos negros de regalo, alojamiento sin cargo en hoteles de Eilat, para aquellos que se han movido desde el norte amenazado. Que no son todos sus habitantes: pobres, ancianos, enfermos e inmigrantes se han quedado, atentos a las sirenas y a las directivas del Comando de Retaguardia, para bajar a los refugios.

viernes, julio 28, 2006

El día que conocimos a Don King


Estábamos en Open Gallo, después del partido, cuando lo vimos. ¿Es Don King?, decíamos. No lo podíamos creer. Se nos acercó y le pedimos sacarnos una foto. Es re macanudo. Quedamos que el jueves que viene se prende al cinco contra cinco.

Diapositiva N°8


por Idefix

Tenía 8 años. Para las vacaciones, mis padres alquilaron una casa en Brasil, la alquilaron a medias con una familia amiga. El viaje en auto es largo. El camino tiene curvas, morros y selva. En una de las paradas, me paso al auto de la familia amiga. Al rato tengo muchas ganas de cagar, pero me da vergüenza decirles que paren, que me estoy cagando encima. Avanzamos lento, media hora atrás de un camión, “Así no llegamos más”, pienso. Por fin, en un puente nos tiramos a pasar. En el medio del puente se nos revienta una goma y el auto empieza a zigzaguear. De frente viene otro camión. La mamá de mi amigo grita, el papá pega un volantazo y el auto empieza con las vueltas carnero. Vueltas y vueltas. En medio de las vueltas me echo un buen cago.

jueves, julio 27, 2006

Bajas

Por David Wapner, desde Israel

Seiscientos civiles libaneses han muerto hasta hoy desde que comenzó el ataque israelí, informó el Ministerio de Saludo de el Líbano.
¿De qué se habló hoy en la radio y la televisión?
De los nueve militares israelíes muertos ayer durante los combates en Bint Jbail y Maroun al-Ras. Una y otra vez se pasó el reportaje a sus familiares y la biografía de cada uno de los caídos.
Uno de ellos era etíope y había sido rechazado para integrar las unidades de combate por "bajo perfil". Con el apoyo su familia y clan, que veía en el enrolamiento de su muchacho una cuestión de orgullo y honor, logró ser aceptado en la unidad de elite "Golani", y como "golani" encontró su muerte.
Otro era un inmigrante ucraniano, hacía seis años que había llegado al país.
Del resto, no recuerdo, o no tomé apuntes.
No importa. Todos estaban enrolados en "Golani". El servicio militar es obligatorio en Israel.Pero nadie está obligado a enrolarse en unidades de combate. Mucho menos en unidades de elite. Quién les manda a ser guerreros: lo siento, sus nueve muertes estaban contempladas dentro del librote.
No así la de los 600 civiles libaneses, ni las de los más de treinta israelíes.Ni hablar de los palestinos.

después de la tormenta

Por Natalia Moret
la terracita de la oficina, sobre la que balconean mis pies cuando fumo, empieza a llenarse de un granizo muy pintoresco. lindo para mi viernes, pienso, el espectáculo distrae y va poniéndome en clima weekend de apachurre. esto es una especie de loft, con techo de vidrio y de chapa. la lluvia repiquetea deliciosamente como en casa de pobre. qué ruido che, dice mi compañero, y se protege con auriculares que le algodonean la tormenta con un Bach panorámico mientras se disipa en pensamientos frívolos. en el exclusivo piso de arriba trabajamos cuatro, pero hoy sólo somos dos, yo, y auriculares. la cosa se pone más y más estridente, pero todavía llego a escuchar el ring. Hola? Hooola? se corta. y otra vez el ring y la lluvia digitalizada. del otro lado, llego a entender que las piedras en Colegiales son "enormemente descomunales" –yo estoy en Parque Lezama, vendrá bajando la tormenta?-, que se rompen los vidrios de los autos, que se rompen las ventanas, que acaba de romperse un techo de policarbonato y que qué me pasa que estoy tan rara. no sé, no sé, digo, y del otro lado qué? qué? y se corta, justo cuando estoy por decir algo. auriculares me mira y señala hacia afuera con su cabeza. me asomo. un flash el ficus, se ha quedado blanco. me asomo al otro balcón, el interno, y el espectáculo es también encantador: serán treinta personas las que trabajan en el piso de abajo, más ocho o nueve que vienen por día a entrevistas con RRHH, y todos se apelmazan como carne picada junto al gran ventanal de vidrio surcado por cruces de hierro y el majestuoso logo de La Consultora gigantografiado. los chilenos de visita sacan fotos. los más jóvenes ríen con cierto nerviosismo -no es ja ja ja, es más bien ju ju, ju ju. los más pecadores temen en silencio la ira del Todopoderoso. ahora sí que las piedras son grandes, los santos vienen bajando. el ruido me recuerda una escena de una vieja película de terror clase B, en la que el rufián malísimo amplifica los audífonos de un ex sordo y después tira -de a uno, de a uno, de a dos, todos juntos- una caja entera de clavos sobre un piso de metal. se hinchan las venas de la cabeza del ex sordo. bum bum. mucha sangre y pedacitos de cerebro en la pantalla. me escondo bajo el escritorio (y si se viene el fin navegaré sobre él, de Buenos Aires a Buenos Aires en escritorio casi como el Dr. Faustroll -yo también llevaría conmigo el árbol mágico de granadas racionales que vive en el Sol, y un monito que diga ¡ah, ah! de vez en cuando, para entretenerme) y acá abajo hay bastante lugar, sólo un tacho de basura con los restos de mi almuerzo de hoy que, se me ocurre ahora, servirán en caso de cataclismo (sándwich osama –pan árabe, lomo y chimichurri bomba-, mi preferido). antes de que sea tarde, se me ocurre rescatar mi celular, mi laptop con conexión inalámbrica a internet y mi guía T. listo. desde el búnker tengo vista al exterior y estoy a salvo y estoy comunicada y estoy orientada. marco el cuatroxxx-xxxx, me atiende él. ¡tengo miedo!, ¡te quiero!, digo, y él me cuenta que allá en los barrios altos la tormenta ya pasó y que los vecinitos patinan en el jardín con zapatillas atadas a tramontinas sin serrucho, ¡se puso todo de costado acá, una locura!, dice, y después dice "así que hoy no vamos a poder dormir juntos". de pronto bombas en el techo y se me escapan muchas interjecciones. se corta. ¡tengo miedo!, grito, pero esto es oficina minada. me pregunto si auriculares seguirá ahí. golpeo la pared limítrofe de nuestros cubículos. nada. auriculares no está en su búnker. ruido a chispa y se corta la luz. no importa, tengo baterías de níquel. abro mi laptop y entro a Clarín para ver qué está pasando afuera, ya que acá ahora el cielo se puso tan blanco que duele mirar. "Temporal". "Inusual diluvio con granizo". "Innumerables heridos graves en hospitales". "Derrumbes en San Telmo". "300 personas no encuentran sus departamentos". "Desaparece Lugano". marco el cuatroxxx-xxxx otra vez pero no me atiende nadie. marco otro número y atiende mi papá. "papá, igual te quiero", digo, y él me pregunta qué pasa. ahí me entero de que en lanús brilla el sol. ¡ay, quién me mandó a irme del seno materno, de la tibieza del barrio a la intemperie árida celosa envidiosa resentida irritada y maniática de la urbe! y entonces un viento vuela parte del techo y se lleva el celular y a mi papá muy lejos de mí, y ahí me agarro a mi bote recubierto en melamina gris y resisto, resisto, el granizo explota en la planta baja y escucho los gritos de alarma, la carne hecha albóndiga, un huracán se lleva todas las computadoras y los libros de investigación de mercado y yo resisto, resisto, vuelan por la ventana las impresiones de planillas de cálculo y los powerpoint que no llegué a leer y me acuerdo de mi abuela ella decía siempre con dios me acuesto y con dios me levanto con dios me acuesto y con dios me levanto y resisto, resisto, la promotora más flaca de todas vuela hasta donde estoy y llego a tomarla de la mano pero el agua vuelve todo más resbaladizo y se me zafa y allá va surcando el firmamento hasta hacerse chiquita como una estrella chiquita y yo resisto, resisto hasta que, de pronto, un silencio ruinoso cubre Puerto Madero. me quedo unos segundos en el búnker, quiero estar segura de que lo peor ya pasó. silencio. silencio. me levanto. no quedó nada, sólo el pedazo de piso por el que camino y la escalera algo rota que me permite bajar. abajo, se amontonan los cuerpos de las víctimas. la cabeza de marisel, la chica de finanzas, enganchada de sus rulos a una cruz de hierro adorna cual trofeo de Atila lo que ha quedado de la recepción. reconozco los auriculares de auriculares entre la masa y se me escapa una lágrima. sé que mañana ya no voy a extrañarte, pero hoy, verte así, adiós compañero. salgo. mejor dicho, camino, ya no queda un adentro del que salir. la ciudad se ha vuelto transparente como una radiografía decolorada. ojalá mi gata Pepe esté a salvo.

Última semana del remisero, toda la carne al asador

El viernes que viene, 4 de agosto, tras un año de viaje, El Remisero Absoluto llega a destino. Hasta entonces, a pisarlo a fondo y reventar la noche. Hoy jueves empezamos, según el bautismo de Casla, con el cumpleaños del "Flaneur del fútbol 5".

Combates

Por David Wapner, desde Israel.

1.

Tuvimos que hacer un trámite en de la sucursal del banco Leumí de avenida Atzmaut y Rotschild, Bat-Yam.
Apenas entramos, pudimos ver movimiento alrededor del custodio, y del espacio que este tiene asignado en el hall.
Se había improvisado allí una suerte de café; sobre un estante que hacía las veces de mesa, vasos de cartón, formularios, un rollo de papel higiénico y una radio portátil encendida.
Eran hombres de entre 50 y 65 años que hablaban de enfermedades. Análisis de sangre, dosis de medicamentos, operaciones, pronósticos, todo entraba en su repertorio.
A las 12, irrumpió el noticiero largo del mediodía de la radio oficial, Kol Israel.
Arrojándose sobre el "transistor", escucharon las noticias.

El locutor informaba acerca de un feroz combate que se desarrollaba en la ciudad sudlibanesa de Maroun Ras entre las fuerzas atacantes israelíes, y la milicia de Hizbollah, que la defendía.

"Debe haber muertos."
"Seguro, y además yo... "

El rugido amplificado de una moto que arrancaba a metros nuestro se superpuso a las voces.

Luego vimos como una señora que se incorporaba al grupo por unos segundos para despedirse enseguida, hacía bromas sobre los cohetes que caen en el norte, y especulaba en chiste sobre indemnizaciones.

A nosotros nos tocó irnos del banco, ya no teníamos nada que hacer ahí.

2.

A las tres de la tarde, en el programa "Panorama internacional", de Kol Israel, su presentador y también analista comentaba una nota aparecida en "The New York Times": de pronto, según el diario neoyorquino, de acuerdo a la cita del locutor, Israel se estaba dando cuenta de que aquello que pensaba como un paseo paseo por sobre las cabezas de los militantes del Hizbollah —esta imagen es mía— para conseguir sus objetivos, se le estaba complicando. Que de pronto se daba cuenta de que la resistencia de la milicia chiíta era cosa seria. Quince de días desde el inicio de los ataques sin haber alcanzado ninguno de los objetivos propuestos y la destrucción como nunca se vio en la ciudades israelíes del norte, era una prueba de ello.

El locutor le transmitía a un interlocutor en línea telefónica su preocupación por lo que le pareció un mensaje implícito en la nota: quien la firmaba parecía estar contento de que a los israelíes no les estaba yendo tan bien.
Y le preguntó a la persona que estaba del otro lado de la línea, si le parecía que ya podía decirse que "el mundo estaba en contra nuestra".
El interlocutor, precisamente estaba en Roma, cubriendo la conferencia de prensa que ofrecían Kofi Anan, Condoleezza Rice, los representantes de los gobiernos de el Líbano e Israel y el presidente de Italia, luego de la convención convocada allí para lograr un cese del fuego, que fracasó.

"Bueno, no, no creo; los países árabes, por supuesto que sí, pero no, no me parece, por ahora no", respondió el corresponsal

"De todos modos —intervino el locutor de "Panorama internacional"—, debemos convenir que la nota en "The New York Times" es un mal signo. Yo estoy muy preocupado, supongo que vos también."

"Sí, claro, yo también."

3.

Hoy los israelíes mataron a 23 palestinos en diversos operativos.

Noam Chomsky, en http://www.democracynow.org, en referencia al secuestro de dos soldados israelíes por parte de Hizbollah que dio pie a Israel para iniciar su invasión, sostiene que "la sincronización y la escala de su ataque sugieren que fuera pensada en parte para reducir la presión sobre los palestinos forzando a Israel a luchar en dos frentes simultáneamente."

Pero, ¿y si la apertura de un segundo frente por parte de Israel le sirve para desviar la atención del mundo de lo que está sucediendo en los territorios palestinos ocupados?

4.

Por la noche, en la Radio del Ejército, un locutor comenta la muerte de nueve militares israelíes en el combate de Maroun Ras, y se pregunta, "¿por qué ellos, y no yo? Querría haber estado allí, y caído yo en lugar de alguno de ellos."

Ron Mueck

miércoles, julio 26, 2006

26 de Julio

¿Cómo?

Por David Wapner, desde Israel.

1.

Un jefe del Hizbollah reconoció que no esperaban una reacción israelí tan fuerte (por la operación de captura de dos soldados que desató la guerra). "No calculamos las consecuencias".

Tampoco la población israelí, que ya comienza a cansarse: no esperaban que esto se haría tan largo.

Se percibe un sentimiento de frustración, pero el israelí aún no encuentra la expresión adecuada: la potestad de traducción aún está en manos del ejército, que es el ejército del pueblo.

Una ceramista de la ciudad de Haifa, la tercer ciudad del país, y la más bombardeada, pasó un rato con nosotros en el puesto que instalamos en la feria de Najalat Binyamin, en Tel-Aviv, para vender nuestras esculturas.

Pidió sentarse, "a lo mejor les traigo suerte", y agregó "estoy agotada." Nos preguntó si conocíamos el barrio en donde ella vivía, "conocemos poco Haifa", dijimos.

"Todos los días caen cohetes, mi marido ya no trabaja, yo me vine para aquí."
"¿Y su esposo no la acompañó?"
"No, él se quedó, baja tres o cuatro veces al día al refugio, yo estoy muy enojada con él. Pero él es así."
"Qué peligro."
"Pero yo no puedo hacer nada. Estoy muy preocupada. Y tengo dos hijos."
"¿Grandes?"
"Músicos. Dos grandes músicos."
"¿Se quedaron en Haifa?"
"No quieren venir. Y mi mamá, sola, en Metula."

Justo llamó la madre:

"Dice que hoy está tranquilo allí."

Al rato nos enteramos que llovía cohetes sobre los suburbios de Haifa y en todo el norte.


2.

En la parada del ómnibus, de regreso de la feria, una pareja angloparlante nos preguntó si el 18 los lleva hasta el Mercado de Pulgas de Jaffo. Nosotros dudábamos, pero una mujer que esperaba junto a nosotros les dijo que sí. Les preguntó de dónde eran, "de Australia", respondieron.

"¿Y qué se dice allí de la guerra?"
"¿Qué guerra?"
"¡La guerra, en el norte, los cohetes, el Líbano, Hizbollah!"
"¿Hay guerra?"
"¿Pero no se enteró?"

Intervenimos:

"¿No leyeron en los diarios?"
"No."
"¿Pero ustedes hablan en serio?"
"Creo que leí que algo pasa en el Líbano", aventuró el muchacho.
"¿Y con quien te creés que pasa aquello que pasa en el Líbano?"
"¿Con Israel?"
"¿Nos estás cargando?"
"De todos modos, yo no puedo hacer nada."

La israelí:

"¿Se burla de nosotros?
"Si", le confirmamos.

Llegó el 18.


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