Por una cabeza
por Juan Incardona
Taba re escabio, re quemado, arruinado mal, mal, mal, se me había repodrido la croqueta, loco, antes era un pibe sano, escuchame un poquito, y ahora estaba reloco, guacho borracho y falopero, todo zaparrastroso, cómo pude terminar así, cómo, la veeo caaasii coomo un demoonioooo y raasco la alfoombra poor su amooor, aaay, pero qué turra esta minita, aaaahhhh!!!, me enamoró, me engualichó, me engatuzó, y ahora me descartaba sin piedá, no, no, no, así no, no había remedio pa mi mal, pobre pibe destrozado, yo, roto el corazón yiraba mi tristeza por la avenida Olavarría, con la viola colgada y la armónica en el bolsillo, y así de triste crucé la Richieri con la música a otra parte y me metí en la chupadora de enfrente, para qué, frescolari la noche, bajaba la gleba cantando aunque de sueño pueda matarme vas a temblar siempre en mi pecho, y pateaba uno dos uno dos la pena y el tufillo de hombre muerto por amor, hasta que, putamadre, sin darme cuenta me mandé cualquiera y me metí en la villalba atrás de los monoblocks de Madero. Cagamos, cobré para todo el viaje.
Al toque me rodean tres guachos malsanos con la mirada, y el más lungo me encara y me dice coon tooodo respeetoo eehhh, me habilitá dié centavo, yo no te lo veeengo a robá, te lo vengo a pedí, y entonces yo, que estaba boludo por el metejón y tanta droga tanto alcohol, muy pija le sanateo que no me venga a caretear, que si tuviera algo de guita igual no le iba a dar un carajo a un pancho como él, y qué peste tan rara que es el amor, ¿no?, cómo te arruina de verdad para toda la cosecha, y el lungo se quedó un rato pensativo, pero no por mucho tiempo porque después de un rato de querusa me volvió a chamuyar pero esta vez me pidió la viola, ajajá larvón, le dije, antichorro, la viola no me la sacás ni en pedo, y sí, la verdad es que estaba demasiado limado, pero por suerte me rescaté un poquito y agregué: si quieren les puedo tocar algo.
Capaz que les caí simpático, o no me cazaban bien la onda y querían entender, o estaban embolados, vaya uno a saber, la cosa es que los guachines me contestaron bueno, tocate una, así que nos sentamos en un tronco que había por ahí y sin dar muchas vueltas les zapé una de los Redondos, y joya, a los chaboncitos les copaba:
Luuuzbeliito saabe quee suu destiiino es dee sooledad, vé también que los deemaás se dan cuenta de laa risa que le daa, ay!, ay!, ay!, queé risaa le daaa...
Muy flasheados los pibes me pidieron otra, y cómo no, cómo no, y después otra, y otra más, eehh tocate ésta, eehh tocata aquella, ¿la sabés?, esa no, esa sí, y de esta manera estuvimos toda la noche cantando en el microquiste más mentado (1) de la villa atrás de Madero, en el sudoeste matanzero donde caga la yuta y cagan los hampones más pulentas. Pero yo zafé, porque escuchá, no te ortibés, a la mañana siguiente me desperté, muy solito, apoyado en el tronco, los guachos se habían ido, pero yo descubrí, re contento, que esos pibes tenían códigos, porque al lado mío estaba la viola, en mi bolsillo seguía la armónica, en las patas todavía llevaba puestas las zapatillas negras.
Me puse de pie y volví a Celina mucho mejor que cuando salí, por suerte y gracias a esos pibes de Madero. Igual empecé a tener cuidado con las minas, porque yo me engancho muy fácilmente y termino en cada historia que no sabés, así que juré mil veces no vuelvo a insistir, y bue, y bue!!, posta que no me duró mucho manú, lo reconozco, porque después de un par de meses me enganché con una loca que ni te cuento.
(1)”Mentado”. Agradezco a Fabián Casla por permitirme usar esta palabra que nos gusta a los dos. Para escucharla en todo su esplendor, recomiendo el tango “Tres amigos”, de Cadícamo: “Tres amigos siempre fuimos en aquella juventud, era el trío más mentado que pudo haber caminado por esa calle del sur...”.
Taba re escabio, re quemado, arruinado mal, mal, mal, se me había repodrido la croqueta, loco, antes era un pibe sano, escuchame un poquito, y ahora estaba reloco, guacho borracho y falopero, todo zaparrastroso, cómo pude terminar así, cómo, la veeo caaasii coomo un demoonioooo y raasco la alfoombra poor su amooor, aaay, pero qué turra esta minita, aaaahhhh!!!, me enamoró, me engualichó, me engatuzó, y ahora me descartaba sin piedá, no, no, no, así no, no había remedio pa mi mal, pobre pibe destrozado, yo, roto el corazón yiraba mi tristeza por la avenida Olavarría, con la viola colgada y la armónica en el bolsillo, y así de triste crucé la Richieri con la música a otra parte y me metí en la chupadora de enfrente, para qué, frescolari la noche, bajaba la gleba cantando aunque de sueño pueda matarme vas a temblar siempre en mi pecho, y pateaba uno dos uno dos la pena y el tufillo de hombre muerto por amor, hasta que, putamadre, sin darme cuenta me mandé cualquiera y me metí en la villalba atrás de los monoblocks de Madero. Cagamos, cobré para todo el viaje.
Al toque me rodean tres guachos malsanos con la mirada, y el más lungo me encara y me dice coon tooodo respeetoo eehhh, me habilitá dié centavo, yo no te lo veeengo a robá, te lo vengo a pedí, y entonces yo, que estaba boludo por el metejón y tanta droga tanto alcohol, muy pija le sanateo que no me venga a caretear, que si tuviera algo de guita igual no le iba a dar un carajo a un pancho como él, y qué peste tan rara que es el amor, ¿no?, cómo te arruina de verdad para toda la cosecha, y el lungo se quedó un rato pensativo, pero no por mucho tiempo porque después de un rato de querusa me volvió a chamuyar pero esta vez me pidió la viola, ajajá larvón, le dije, antichorro, la viola no me la sacás ni en pedo, y sí, la verdad es que estaba demasiado limado, pero por suerte me rescaté un poquito y agregué: si quieren les puedo tocar algo.
Capaz que les caí simpático, o no me cazaban bien la onda y querían entender, o estaban embolados, vaya uno a saber, la cosa es que los guachines me contestaron bueno, tocate una, así que nos sentamos en un tronco que había por ahí y sin dar muchas vueltas les zapé una de los Redondos, y joya, a los chaboncitos les copaba:
Luuuzbeliito saabe quee suu destiiino es dee sooledad, vé también que los deemaás se dan cuenta de laa risa que le daa, ay!, ay!, ay!, queé risaa le daaa...
Muy flasheados los pibes me pidieron otra, y cómo no, cómo no, y después otra, y otra más, eehh tocate ésta, eehh tocata aquella, ¿la sabés?, esa no, esa sí, y de esta manera estuvimos toda la noche cantando en el microquiste más mentado (1) de la villa atrás de Madero, en el sudoeste matanzero donde caga la yuta y cagan los hampones más pulentas. Pero yo zafé, porque escuchá, no te ortibés, a la mañana siguiente me desperté, muy solito, apoyado en el tronco, los guachos se habían ido, pero yo descubrí, re contento, que esos pibes tenían códigos, porque al lado mío estaba la viola, en mi bolsillo seguía la armónica, en las patas todavía llevaba puestas las zapatillas negras.
Me puse de pie y volví a Celina mucho mejor que cuando salí, por suerte y gracias a esos pibes de Madero. Igual empecé a tener cuidado con las minas, porque yo me engancho muy fácilmente y termino en cada historia que no sabés, así que juré mil veces no vuelvo a insistir, y bue, y bue!!, posta que no me duró mucho manú, lo reconozco, porque después de un par de meses me enganché con una loca que ni te cuento.
(1)”Mentado”. Agradezco a Fabián Casla por permitirme usar esta palabra que nos gusta a los dos. Para escucharla en todo su esplendor, recomiendo el tango “Tres amigos”, de Cadícamo: “Tres amigos siempre fuimos en aquella juventud, era el trío más mentado que pudo haber caminado por esa calle del sur...”.
11 Comments:
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yo quería agradecerle a Casas que me dejó usar la palabra "garpen" para un cuento, no sé que hubiera sido si no ...
Yo quería agradecerle a Rio Rancho por tantos momentos lindos que me hizo pasar allá en los pagos del señor y la señorita Garraham, en Minsettoa...
Incardona, manténgase en este rumbo que le va a ir bien. No se aparte, insista, redoble la apuesta. Felicitaciones.
Juan, la viola no se la llevaron porque para qué? toda encintada con aisladora negra y rayada por los pibes de Perse sólo su dueño podía hacerla sonar.
Incardona,
Hace un tiempo me sabìa una milonga,
"El doradillo mentado". Trataba sobre un paisano que tenìa este caballo, era ligero y desafiaba a un patrón a correr. El final era previsible, pero me encantaba.
La tocaba Alberto Merlo. Tendrìamos que conseguirla.
Atte.
¿alguien me dejaría hacer algo para que yo pueda agradecérselo?
no sé quién es fabián casas, pero si todos le agradecen, supongo que yo también tengo que agradecerle.
obelix, la tengo a esa milonga sobre el caballo "doradillo mentao". un casete de merlo, tapa marrón creo. un tipo con facha de escribano, pelado, anteojos, bigote, bombachas y botas. muy bueno. termina así:
"Pero la desgracia un día / muy malo me castigó:/ un indio me lo robó con toda su picardía./Yo me fui a las tolderías/ pero en vano me he arriesgado/porque ni el rastro a quedado/ de ese flete tan querido/ y hoy vivo para el olvido/ del doradillo mentado."
abrazo
Absolut Remiser,
La parte de la carrera:
"Un pingo zaino sacò, que lo tenìa tapao, pingo mestizo, pura costilla y pescuezo, lo desafiò por mil pesos al doradillo mentao".
Le agradecería me grabe o preste el caset ese, lo grabo y devuelvo.
Atte.
¡Qué hijo de puta! No te sale ni a palos el tono chabón, tenés menos potrero que Mariano Grondona.
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