Wes Montgomery en París
Por Juan Terranova
Había salido El Bailarín de tango y me invitaron a una mesa sobre música y literatura con otros escritores. Se hablaron de muchas cosas intrascendentes, algunas incluso divertidas. Sobre el cierre, el anfitrión largó la pregunta final: ¿qué concierto les hubiera gustado presenciar y por qué? Cada uno respondió a su turno y el abanico fue desde no sé qué antológica tocada de los Rolling Stones hasta Paganini y Gardel. No eran malas opciones.
Como yo respondía último, pude pensar. ¿Qué me hubiera gustado ver y escuchar? ¿A qué momento de la música volvería para después decir: “estuve ahí”? No sé por qué se me ocurrió Lee Morgan, un trompetista que nunca me convenció del todo. Había grabado tres temas en vivo, Peyote, Willow weep for y Speed Ball en julio de 1970. El club se llamaba The Lighthouse y quedaba en Hermosa Beach, California. El disco, por supuesto, se titulo Live at The Lighthouse. La grabación no tiene el mejor sonido y el baterista, Mickey Rocker, toca simpático pero es un poco desprolijo. Supongo que pensé en ese concierto, nada del otro mundo, por el nombre del lugar.
Fui más obvio cuando me acordé de Mingus en París. El 17 de abril de 1964 había grabado, acompañado por Eric Dolphy en saxo alto y clarinete bajo, unas muy buenas versiones de Fables of faubus, Sol long Eric y Orange was the color of her dress, then silke blue. El grupo se completaba con el siempre interesante Clifford Jordan en tenor, Jaki Byadr en piano y Dannie Richmond en la batería. En So long Eric se sumaba la trompeta de Johnny Cole. Fue en el Salle Wagram, un lugar que todavía existe y se publicita en la web con el slogan “a solo unos pasos del Arco del Triunfo”. Ahí me hubiera gustado estar.
Sin embargo, cuando me tocó responder mi opción fue el Wes Montgomery Quartet que se presentó en el Théâtre des Champs-Elysées en marzo de 1965. ¿Por qué? No sé. Wes Montgomery era un guitarrista carismático y efectivo. Tocaba sin púa, con el pulgar de la mano derecha, y la correa atada a las clavijas. Grabó una pila de discos, algunos incluso haciendo canciones de los Beatles. Tenía como ocho hijos, así que en una época llegaba al estudio, le pasaban, por ejemplo, tres o cuatro canciones de Revolver y largaban sin más. Después, por ahí, hasta ponían una orquesta atrás.
El disco que quedó de su presentación en el teatro de Champs-Elysées es, sin embargo, de una delicadeza extraordinaria. El guitarrista estuvo muy bien acompañado por Harold Mabem en piano, Arhtur Harper en bajo y Jimmy Lovelance en batería. Lo que llegó hasta nuestros días de esa noche son apenas seis temas, tres de Montgomery, Jingles, el famoso Twisted blues y Four on six, Impressions de Coltrane, la balada The girl next door y Here´s that rainy day, una canción en clave latina. En todos los temas la guitarra va como flotando, picoteando con los solos o jugando con el melody chord y siempre es coherente y respetuosa de la base. Cuando Montgomery, sin meterse a hacer base con la viola, lo deja, Mabem se manda. Lo que se escucha entonces es un trío interesante y un pianista que toca con todo, tratando de aprovechar al máximo los compases que le habilitan para su solo.
La guitarra siempre melódica pero nunca ingenua de Montgomery fue un atractivo programa para ese marzo en París. Aunque murió joven y solamente realizó una gira europea, no sé si el evento da para el mito, pero sin duda se trató de una excelente noche de jazz, de esas a las que se llega expectante y de las que se vuelve caminando, extasiado y agradecido.
Como yo respondía último, pude pensar. ¿Qué me hubiera gustado ver y escuchar? ¿A qué momento de la música volvería para después decir: “estuve ahí”? No sé por qué se me ocurrió Lee Morgan, un trompetista que nunca me convenció del todo. Había grabado tres temas en vivo, Peyote, Willow weep for y Speed Ball en julio de 1970. El club se llamaba The Lighthouse y quedaba en Hermosa Beach, California. El disco, por supuesto, se titulo Live at The Lighthouse. La grabación no tiene el mejor sonido y el baterista, Mickey Rocker, toca simpático pero es un poco desprolijo. Supongo que pensé en ese concierto, nada del otro mundo, por el nombre del lugar.
Fui más obvio cuando me acordé de Mingus en París. El 17 de abril de 1964 había grabado, acompañado por Eric Dolphy en saxo alto y clarinete bajo, unas muy buenas versiones de Fables of faubus, Sol long Eric y Orange was the color of her dress, then silke blue. El grupo se completaba con el siempre interesante Clifford Jordan en tenor, Jaki Byadr en piano y Dannie Richmond en la batería. En So long Eric se sumaba la trompeta de Johnny Cole. Fue en el Salle Wagram, un lugar que todavía existe y se publicita en la web con el slogan “a solo unos pasos del Arco del Triunfo”. Ahí me hubiera gustado estar.
Sin embargo, cuando me tocó responder mi opción fue el Wes Montgomery Quartet que se presentó en el Théâtre des Champs-Elysées en marzo de 1965. ¿Por qué? No sé. Wes Montgomery era un guitarrista carismático y efectivo. Tocaba sin púa, con el pulgar de la mano derecha, y la correa atada a las clavijas. Grabó una pila de discos, algunos incluso haciendo canciones de los Beatles. Tenía como ocho hijos, así que en una época llegaba al estudio, le pasaban, por ejemplo, tres o cuatro canciones de Revolver y largaban sin más. Después, por ahí, hasta ponían una orquesta atrás.
El disco que quedó de su presentación en el teatro de Champs-Elysées es, sin embargo, de una delicadeza extraordinaria. El guitarrista estuvo muy bien acompañado por Harold Mabem en piano, Arhtur Harper en bajo y Jimmy Lovelance en batería. Lo que llegó hasta nuestros días de esa noche son apenas seis temas, tres de Montgomery, Jingles, el famoso Twisted blues y Four on six, Impressions de Coltrane, la balada The girl next door y Here´s that rainy day, una canción en clave latina. En todos los temas la guitarra va como flotando, picoteando con los solos o jugando con el melody chord y siempre es coherente y respetuosa de la base. Cuando Montgomery, sin meterse a hacer base con la viola, lo deja, Mabem se manda. Lo que se escucha entonces es un trío interesante y un pianista que toca con todo, tratando de aprovechar al máximo los compases que le habilitan para su solo.
La guitarra siempre melódica pero nunca ingenua de Montgomery fue un atractivo programa para ese marzo en París. Aunque murió joven y solamente realizó una gira europea, no sé si el evento da para el mito, pero sin duda se trató de una excelente noche de jazz, de esas a las que se llega expectante y de las que se vuelve caminando, extasiado y agradecido.
6 Comments:
¿y si pudieses tener un superpoder?
Pediría rayos infrarojos que sirvan para ver quienes son los resentidos que escriben estupideces y firman "usuario anónimo". (No es tu caso, pero vos me entendés.)
este es un texto de Cortázar, no?
no. claro que no.
Juancito, escribís lindo. Pero de jazz, no entendés nada. ;)
que buenooo, comparto mucho tu opinion respecto de Wes, uno de los guitarristas que mas le dio al jazz.
sin duda hubiese sido increible presenciar ese show.
saludosss
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