viernes, diciembre 30, 2005

La Bestia Salvaje (España, 2005)

por Fabián Casas



(sacado de Mal Elemento)


Tarde en la noche, en el cable, agarré empezada -no mucho, creo- una película que me hipnotizó. Se llama Sexy Beast, y es de Jonathan Glazer. Su título está traducido como La Bestia Salvaje. La Bestia Salvaje es, en principio, Ben Kingsley, quien encarna a Don, un hampón demencial, poseído por algo así como un brote psicótico, que llega a una paradisíaca casa en la soleada España para ordenarle a otro hampón retirado (Ray Wistone) que se prepare para un nuevo asalto de su vieja banda.

Don es el mal en estado puro, es la bestia que no logra ser tacleada por el súperyo de la sociedad. Es compulsivo, repugnante, insomne, repetitivo, agresivo... Y no soporta que le digan que no. Cuando llega a la casa de verano donde el hampón bueno y rubio está tomando algo con hielo al borde de su piscina sin la menor gana de volver al ruedo (de hecho, está enamorado de una ex actriz porno), la situación se tensa. Tanto que Don, quien se queda unos terribles días en la casa esperando torcer la voluntad de su ex compañero de banda, una noche irrumpe en el dormitorio de Ray para molerlo a palos mientras éste queda acurrucado debajo de la sábana, junto a la actriz porno. Una escena increíble.

Otra escena que sirve para observar el carácter de Don -a esa altura ya me caía muy simpático- es la que lo muestra tomando un avión y fumando descaradamente hasta que la policía lo obliga a bajarse, ya que no quiere apagar el cigarrillo. Don es así, tiene un don: hace lo que quiere hasta que se corta la cuerda. Y hay una sola forma de detenerlo. Pero parar a Don es cambiar el curso de todo.

Hay algo en el corazón de la película (Don) que me impactó. Me acordé de los muchos tipos como él que se cruzaron en mi vida. Había uno, en la secundaria, que me aterrorizó durante mi primer año. Se llamaba Rodas y tenía un hermano. El tipo tenía rulos, un andar desgarbado y una forma de hablar muy particular: casi de costado.

Yo imitaba su forma de vestir (pantalones grises, anchos, casi cayéndose) y su manera de caminar. Una tarde, en un recreo, me agarró de las solapas y me tiró contra una pared. No puedo recordar qué le hice para que me tratara así, pero sí sé que sentí una especie de terror erótico cuando el hijo de puta de Rodas me usó de trapo de piso.

El hermano -decían todas las chicas- era hermoso. Ahora le encuentro un parecido al cantante de Oasis. Rodas, para todas las chicas, era horrible. Sin embargo, si alguien me hubiera preguntado a quién me quería parecer de los dos, no hubiera dudado: Rodas. Yo quería ser la Bestia Salvaje. Hacer el mal al tutún sin mirar a quién. Decir lo que se me venía en ganas y obligar a la institución a echarme a patadas, a expulsarme por el largo intestino que la sociedad crea con sus reglas de mierda.

Hace unos días, descubrí que la Bestia Salvaje no sólo te puede destruir con maldad. Un amigo vino a pasar Navidad a mi casa natal y trajo a otro que, según dijo, "no tenía dónde pasarla porque recién había llegado de España". Así que vino a la terraza de mi viejo a compartir el pan dulce navideño. La Bestia Salvaje era un joven apuesto, español, que hablaba como en las traducciones de Anagrama, y que tenía -una vez más- el don de caer hipersimpático. Rápidamente -incluido yo- todos éramos amigos íntimos suyos.

El tipo trajo unos cuantos champagnes, y nos los bajamos todos. Después me pidió que -para seguir la noche en otro lado- compráramos ácidos. Lo hicimos. Salimos en manifestación con varios amigos para encontrarnos con un dealer. Como el dealer tardaba mucho en llegar -parecía una película de Tarkovsky-, la Bestia Salvaje siguió pidiendo bebidas y -con su extraordinaria simpatía- nos empujaba a beberlas. Mientras tanto, con la mano que le quedaba libre, le dejaba mensajes a una amiga bisexual para verse "más tarde".

Llegó el delivery, colamos los cartones y salimos a una fiesta no bien nos empezamos a sentir como los Cuatro Fantásticos. Primera conclusión: después de las cuatro de la mañana y de los cuarenta años, no hay que tomar ni un ácido Suchard. Sobre todo cuando lo que está sucediendo afuera de tu cuerpo es la maldita Navidad. A la fiesta no se podía entrar porque estaba repleta de chicos que hacían un scrum para derribar la puerta y producir una masacre. La Bestia Salvaje nos arengaba a empujar. Yo intenté trepar por una reja hasta la ventana abierta del primer piso donde unos niñitos bailaban con música de The Magic Numbers. Por suerte me pararon. ¿A dónde carajo quería ir? Al final, volvimos al auto y la Bestia Salvaje nos pedía que buscáramos un after, un bar, algo... Terminamos pagándole a un seguridad un rejuntado de plata para entrar a Niceto. Eran las nueve de la mañana, la Bestia, mientras juntaba la colecta, decía: "Vamos, chavales, que nos queda una horita".

Entramos. Todo el mundo bailaba un pogo electrónico. La Bestia nos arengaba para meternos en el centro del baile. Entonces, sacudido por el humo, los gritos y el corazón hipnótico del beat, se me vino a la cabeza la idea de matarlo. La verdad, no quería estar ahí. Pero la Bestia Salvaje, al igual que el Don de Kingsley, sacaba lo mejor y lo peor de nosotros. Estaba ahí, bailando enloquecido, como desde hace millones de años. Yo lo conozco.

La inundación





El artista santafecino se llama Ponchi.
"Proyecto: Contrucción del espacio, el paisaje".
Había obras suyas en "Periférica".
Ésta parece rememorar la inundación en Santa Fe.

jueves, diciembre 29, 2005

Entrevista a Jorge Lafforgue

Al mar por naranjas entrevista a Lafforgue


- amxn: Usted presentó hace relativamente poco la obra reunida de Juana Bignozzi en Adriana Hidalgo. ¿Está al tanto de la poética actual, de las nuevas camadas?

- Sí, pero no soy un lector sistemático. En narrativa y ensayo lo soy más. Leo, sí, las revistas de poesía, diarios de poesía, por ejemplo... los leo, ojeo algunas cosas; pero no te podría.... hay algunos tipo que me gustan... ¿viste esa colección que se llama Siesta? Esos libros chiquitos... he leído algunos tipos que me han gustado mucho, pero no leo de forma sistemática. Yo no doy literatura argentina, en general he dado latinoamericana, pero no es una excusa eso. Quiero decir que de la gente nueva te puedo decir tal y tal si los tengo a mano, pero no puntualmente.

martes, diciembre 27, 2005

cine en la arbitrariedad (dos de cuatro)



Por Leandro Godón

Siete razones para volver a ver El diablo sobre ruedas (Duel, 1971)

1. Porque es la mejor película de Spielberg.
2. Porque cada vez que suena la bocina del camión saltás del asiento.
3. Por el viejito (al mejor estilo David Lynch) que mira y mira al protagonista sin decirle nada.
4. Porque, además de una gran road movie, es un excelente western.
5. Porque la historia original fue publicada en Playboy.
6. Porque casi no tiene diálogos (Spielberg quería hacer una película muda, pero tuvo que arreglar con Universal en poner alguna que otra conversación).
7. Porque no da explicaciones.

lunes, diciembre 26, 2005

Intento de pensar el pago de la deuda al FMI

por Sebastián Hernaiz
I
Hoy es miércoles y la cuestión me repiquetea todavía en alguno de los huesitos del cráneo. Sin embargo, el tema furor de tapas de diario durante tantas jornadas, hoy parece olvidado: la relación con el FMI y la deuda externa, tras los anuncios rimbombantes de la semana pasada, quedan subsumidos a un recuadro en la página del Boca campeón y Evo Morales el profeta en vías de moderación.

II
El análisis político-económico es una herramienta ineludible a la hora de comprar un helado o cruzar la calle. Por eso se lo emprende. Pese a esto, en su estadío de profesionalización, los técnicos, los analistas políticos especializados, apestan.


III
¿A qué responde el pago a efectuarse al Fondo? ¿A un pedido de tal entidad? ¿A una reivindicación "popular"? ¿A un frío y monetarista análisis de ventajas y desventajas del pago?

IV
Se dice que se pagó para "ahorrar en intereses" y para "liberarse de las presiones del FMI". Si bien ambas expresiones pueden ser ciertas en cierto punto, dan para ser repensadas. El ahorro de intereses, claro, existe pagando tres años de deuda por adelantado, pero si se tiene en cuenta la tasa de interés de la deuda a pagar (y se le resta la que da el banco de Brasilia, donde deposita y de donde recibe intereses el Banco Central de la R. Argentina), habría muchas otras alternativas de pago de deudas por adelantado que dejarían mayores ganancias. "Para liberarse de las presiones del FMI" se dice, también. Y si bien es cierto que el Fondo utilizaba las renegociaciones de su deuda como modo de imponer planes y reformas al Estado, cierto es también que ahora se estaba trabajando con libertad del Fondo, que hoy día no tenía tal ingerencia, que su imagen ha perdido el poder de generar consensos y que hoy apenas continúa operando fuertemente en contados países: bloques organizados geográficamente en el mundo, fuerte exposición de las consecuencias del neoliberalismo y su auge noventoso y, más específicamente, las rearticulaciones de los nodos de poder de latinoamérica, dejan, hoy, al FMI en un lugar con mucha menos posibilidad de ejercer el poder que el que la imagen que la sensibilidad generalizada y sus representaciones mediáticas siguen sosteniendo. Mejor imagen da en el mercado mundial ser un país que paga sus deudas que un país con la venia del Fondo.

V
No fue, entonces, esencialmente, sacar gran ventaja monetaria ni hacer revolucionarias reivindicaciones frente a organismos financieros opresivos. Sin embargo, fue en el tono en el que se lo dijo.
Y entonces, ¿qué fue lo que pasó?

VI
Aquí no ha pasado nada.

VII
¿Qué pasa cuando no pasa nada?

VIII
Elige tu propia aventura.
-eje a:
Las rearticulaciones del poder económico y del político-estatal en la última media década llevan a que la división de las ganancias -la pelea por la torta- haya revitalizado a actores y entonces la preocupación pasa más por discutir los subsidios al agro yankee y las relaciones de producción industrial con Brasil antes que depender de planes ya imposibles bajados y financiados por el FMI
-eje b:
Aunque los infiltrados de P/12 que espían desde atrás de los cortinados las últimas novedades del oficialismo, manga de Hamlets indecisos escuchando al Tío K, vociferen que desde septiembre, al menos, estaba planeado esto, y aunque resuenen clarines diciendo que desde junio el Fondo pedía el pago con reservas pero Economía se negaba alegando la autonomía del Banco Central, horas antes del anuncio de K, su par brasileño, Lula, hizo similar anuncio y bueno, se sabe, los brasucas siempre fueron más rápidos en la cancha. Así que eso: mientras Uruguay busca, desde el MerCoSur, acuerdos bilaterales con el supremo norte, los Argies le seguimos el ritmo al norte inmediato apuntando a no perder el tête à tête con los vizinhos para poder firmar acuerdos comerciales menos inhóspitos que el ALCA.
-eje c:
Para que se sostenga el ritmo exportador -que, en lo local, distancia cada vez más al explotado del consumidor y, en lo global, sitúa a la Argentina mucho más accesible para la compra en dólares turistas o de inversores-, para que se sostenga el ritmo exportador -decíamos- se necesita un dólar que oscile los 3 pesos. Las reservas efectivas del Banco Central eran excesivas para sostener ese precio y la proyección de superávit para el período entrante haría innecesaria la venta de reservas. Así, tanto dólar guardadito se hacía una bomba de tiempo para un país que funciona como herramienta sostén de la exportación de vaquitas, soja y similares.
-eje d:
No se necesitaban tantas reservas -que rondan el triple de lo que dejó el gobierno de la Alianza en su momento- y el pago al FMI es un batacazo que permite ser festejado desde todos los sectores: festejado desde el que recibe el dinero -que ya había festejado el cheque de Lula-, festejado desde los que siguen preocupados por un Congreso efímero que aplaudió a Super Sáa hablando de suspender el pago de la deuda y festejado hasta por el common sense antinorteamericanista y por el mediopelo progre, nacionalista, moderado y bien pensante. Hasta está Toni Negri contento: a Kirchner lo aplaude una multitud.
-eje e:
Como buen gobierno peronista, éste maneja y mueve bastante bien el movimiento de los movimientos al son del bombo, la marcha y la tele y, con lo que se hubieran podido extender por diez años los planes jefas y jefes de hogar -por poner un ejemplo- o los planes de autoempleo -por poner otro-, se saldan las deudas que con cuentagotas acelerado igualmente se iban a tener que saldar en lo que le queda de gobierno, pero sin rédito político alguno, y se transforma la nada que nada es en un maremágnum de un día de declaraciones en el que se sarandea una medida ortodoxa dentro del esquema de los antaño famosos Chicago Boys como gesto voluptuoso de nacionalista independentista, dejando alegres a los agroexportadores transatlánticos, expectantes a los industriales que ansían las cláusulas de adaptación competitiva para la importaexportación con Brasil y con un clima de "hay un presidente de y para los argentinos" en las tapas de los diarios.
-eje f (obvio):
Todos los ejes se entrecruzan y complementan. Claro que hubiera sido elegante, por cuestiones de justicia poética, llegar hasta el eje K, porque si bien estos pueden ser explicativos, no necesariamente alcancen. Que la pereza me absuelva.

IX
Teniendo ese dinero con la posibilidad de no tenerlo más, la deuda que el gobierno decide pagar pone en evidencia lo evidente: los reclamos de "deuda social" son pospuestos, bicicleteados o reprimidos.

X
Cinco días antes del cuarto 19 y 20 de diciembre desde aquel del 2001, el gobierno decide hacer un gesto que hace 5 años, que hace una década, era reivindicado por las “fuerzas progresistas”. Decide “terminar las relaciones” de dependencia con el Fondo, uno de los puntos más claramente expresado como reivindicación en aquel 2001. Hoy los días han pasado, y llega este gesto, entre anacrónico y devaluado, para reencauzar la potencia de aquella postura.
Si hay algo que Kirchner ha logrado es restablecer la "añorada gobernabilidad" y encajonar como meros dos días con algunos muertos a los movimientos que antecedieron y sucedieron a los hechos del 19 y 20: los años neoliberales, privatizaciones, pérdida de lo público, desocupación, 1 a 1, piqueteros, quiebres del peronismo, crisis institucional, de representación, de legitimidad, renuncias presidenciales, asambleas, marchas, escraches, surgimiento de espacios opositores horizontalistas en toda la ciudad, las muertes de Kosteki y Santillán, la ida de Duhalde, su ascenso a presidente con un 20% del electorado positivo, etc, etc.

XI
En fin. Otra linda movida de márketing, digamos, que a su vez deja liberados fondos del presupueto 2006 para tapar los baches que la inflación y otras hierbas puedan hacer aparecer en detrimento de la imagen estatal que supimos conseguir.

sábado, diciembre 24, 2005

El midi

por Juan Incardona.

Hacía tiempo que buscaba al Loco Gatti. Estaba encaprichado, era mi ídolo. Y el de mi vieja!
Una tarde estábamos en el porche de mi casa con Martín y el cabezón, jugando a las figuritas. Empezamos a cambiar. De pronto la vi, casi al pasar, entre los dedos rápidos de Martín, que revisaba su colección. Sí, era Gatti, estaba seguro. Ojo, en realidad Gatti no era tan difícil, porque era un jugador conocido, pero a mí se me negaba. Y cuanto más me esquivaba esa loca, más la deseaba. Le dije:
—Che, Martín, ¿tenés a Condorito Ramos de Newells? (Esa era difícil de verdad)
—Ni en pedo.
Y sin demostrar mucho interés, agregué:
—¿Y al loco Gatti?
—Sí, creo que sí, a ver, sí, acá está.
—Ah, mirá, bueno, te la cambio por ésta —y le mostré a Andreuchi de Quilmes (un verdadero tesoro).
A Martín se le pusieron los ojos como dos huevos duros. Pero sospechó enseguida, el turrito. Me miró un rato en silencio. Después me dijo:
—No sé, no sé, ésta es la única que tengo de Gatti.
El cabezón saltó al toque, y acercándose a Martín, le dijo en voz baja (igual escuché):
—¿Pero vos sos boludo?
—Callate, no te enganchés –le contestó Martín.
Después, dirigiéndose a mí, me propuso:
—Juguémoslas al midi. El que llega más cerca de la pared se queda con las dos.
Mmmm, aceptar era peligrosísimo. Si perdía, no sólo seguía mi mala racha con Gatti, sino que además me quedaba sin el tesoro Andreuchi.
—No, dale, cambiemos –le dije.
—No, midi o nada –me contestó.
Lo pensé, lo pensé, lo pensé...
—Bueno.
Era el midi de mi vida. Acordamos cruzar a la vereda de la Maico, porque las baldosas eran lisas, no como las de mi casa, que tenían canaletitas donde las figus se incrustaban.
Martín tiró primero. Fue bastante conservador. Su Gatti voló despacio y con curva. Se quedó a unos diez centímetros de la pared. No estaba mal, pero era absolutamente ganable. Yo jugaba bien y tenía práctica. El midi era mi favorito entre los juegos de figuritas. Convencido de mi triunfo disparé un tiro recto, sin mucha rotación, destinado a la gloria inevitable, que me esperaba en la línea de meta entre la pared y la última baldosa.
El goleador de Quilmes surcó el aire, y los mares y la tierra y el tiempo mismo en aquella palomita, la más importante de su carrera.
Parado sobre el cordón la vi, con gracia, pasar encima de la anteúltima raya, después sobre el mismo Gatti postrado y tocar, por fin, la última, la delgada línea final. Pero la actitud de Andreuchi era sobradora, un grito de gol antes de que la pelota tocara la red.
La figurita pegó en la parte inferior de la pared con demasiada fuerza, así que rebotó. Padrenuestro, Dios te salve María, pero no hubo caso. Andreuchi cayó vertical en el piso y empezó a rodar hacia nosotros, debido a la suave pendiente inclinada de la vereda, que caía hacia la calle por el desagüe.
Finalmente se detuvo: era una derrota total.
Martín levantó las dos figuritas, me saludó rápido y se fue. El cabezón lo acompañó. Se iban riendo en voz baja. Yo me senté en la vereda. Apenas lo hice cayó una gota del cielo, después otra, después otra.
Apoyado sobre el respaldo blanco de la catástrofe me mantuve en la nada, preso de la percusión repetitiva sobre mi cabeza, tuc, tuc, tuc, golpeaban pero yo prácticamente no me movía, hasta que el agua empezó a chorrearme por la cara. Entonces reaccioné. Me puse de pie nuevamente y corrí al almacén de la Juanita.
—Juanita, ¿me puedo agarrar la tapa de una botella vacía?
—Sí, Juanegriego, pasá.

Desenrosqué de una botella de vino y salí a la calle: se había largado con todo.
Crucé, puse el barquito en la zanja y lo acompañé por la orilla. Pronto se lo llevó el zanjón de Boris Karloff en Giribone, después los rápidos llegando a Mariquita Thompson. La tormenta hacía globitos y paragüitas por todos lados. Estaba empapado. Las figuritas que quedaban en mi bolsillo, después lo sabría, se convertían en una masa enchiclada.
Pasaron varios minutos y ahora me encontraba a siete cuadras, casi llegando a la General Paz, antes derrotado, ahora corriendo y corriendo a la par de mi tapita de vino en la zanja cada vez más caudalosa, en una carrera que parecía infinita, hecho carne infantil para la lluvia y los vecinos refugiados que me señalaban desde abajo de los techos, libre pero desesperado, como una tortuga recién nacida en busca del mar, perseguida por cangrejos y gaviotas.

viernes, diciembre 23, 2005

Como friolenta virgen

por César Mermet (1923-1978)


Toda tu astucia es noble y conforme a norma;
toda tu resistencia es don y laborioso sacrificio;
y tu avaricia previsora, y abnegada la constancia
con que aprietas las piernas como friolenta virgen
en la cumbre nocturna de los siglos.
La enredada circunvalación de tu pudor
es ideograma vivo y bendición cifrada
de recias tatarabuelas rupestres.
Agradezco humilde, digo rendidamente,
la dificultad con que a veces venzo tus senos,
la costumbre de derrota a que me unces,
pequeña remilgada de imperio tímido.
Educas grave, trabajosamente al macho dispendioso,
incitas como puedes mi pujanza, a lo alto y a lo venidero
me concitas con ciego cálculo
y con vidente tacto aciertas.
Sabes perfectamente que en este siglo
dentro de pocos días se termina el amor;
y me honras con devoción arcaica,
apretando las piernas, apretando las piernas,
como por el penúltimo sediento
que aúlla hacia la tarde.
Yo beso la enagua de tu ñoñería,
descifro tus puntillas de hinojos
untándolas de saliva hipócrita,
porque tu tienes tu consejo de brujas del pleistoceno
y yo mis cazadores de sílex mágico disfrazados de ciervos.
Yo me postro, me postro, me arrodillo, me agacho,
y gachamente espío tus bellas piernas,
en honda perspectiva
y fuga directa en sombra a tu insondable horqueta,
convertida en fetiche para siempre
gracias al rigor con que me privas,
con que aprietas las piernas,
con que aprietas las piernas,
friolenta como una virgen
en la loma de los extensos, pero idénticos tiempos.

.

miércoles, diciembre 21, 2005

Cine en la arbitrariedad (una de cuatro)

Por Leandro Godón

Siete razones para volver a ver Two-Lane blacktop (1971).

1) Porque es la mejor road movie que se haya filmado.

2) Porque actúan (y muy bien) James Taylor, el cantante folk, y Dennis Wilson, el batero y hermano menor de los Beach Boys.

3) Porque la dirigió Monte Hellman, uno de los directores más subvalorados del cine norteamericano (Tarantino, admirador de Hellman, le ofreció dirigir el guión de Perros de la calle. Después tuvo la oportunidad de dirigirla él mismo, y Monte quedó como productor ejecutivo.)

4) Por el Chevy '55 modificado para picadas (que después maneja Harrison Ford en American Graffiti).

5) Porque Harry Dean Stanton (el actorazo de Paris, Texas) hace de cowboy gay.

6) Por el destino trágico de sus protagonistas: Dennis Wilson murió ahogado, llevando hasta las últimas consecuencias su condición de Beach Boy; Laurie Bird se suicidó en 1979, dos años después de tener un pequeño papel en Annie Hall; James Taylor se convirtió en una superestrella de la música soft y se parodió a sí mismo en el capítulo de Los Simpsons donde Homero va al espacio.

7) Porque el genial Warren Oates actúa uno de los mejores personajes que he visto en una película.

Entrevista al Gran Casla



"Lo que escribís no es tuyo,
es una construcción colectiva".

(clikear los lemmings)


martes, diciembre 20, 2005

The Paszkowski connection

El minucioso análisis de Quintín sobre la antología "La joven guardia" amenaza con ser una paradoja de Zenón. Para llegar al fondo de cada texto tiene que pasar por otro, que a su vez le demanda pasar por otro, que a su vez...
Acá investiga la influencia de Paszkowski en la joven narrativa local.

domingo, diciembre 18, 2005

Supresiones de la Sagrada Escritura


“Algunos dicen que Dios creó al hombre y a la mujer a su propia imagen el sexto día, dándoles el dominio del mundo; pero señalan que Eva no existía todavía. Entonces, Dios había dispuesto que Adán diese nombre a todas las bestias, aves y otros seres vivientes. Cuando desfilaron ante él en parejas, macho y hembra, Adán –que era como un hombre de veinte años- sintió celos de su amor, y aunque intentó copular con cada hembra por turnos, no encontró satisfacción en el acto. Por ello exclamó: “¡Todas las criaturas menos yo tienen la pareja apropiada!”, y rogó a Dios que remediara esa injusticia”.

(Gen. Rab. 17.4;B. Yebamot 63ª, citado por Robert Graves en "Mitos Hebreos")


por Ramón Paz

la hipopótama lenta se le acerca
y adán le dice a dios es medio fea
pero igual obligado la bombea
y nuevamente dios abre la cerca
y entra calma una verde cocodrila
y el pobre adán se niega dice please
era más estrechita la perdiz
y ella muestra los dientes lo vigila
adán no ha visto aún a la mujer
se cree que son así medio bagartas
escamosas peludas y lagartas
después va a ser feliz y va a cojer
y va a decirle a eva en la catrera
sos mi yegua mi perra mi pantera


*

sábado, diciembre 17, 2005

Inconfesables 2

Por Juan Terranova

Soy ligeramente masoquista. Leí la Venus de las pieles y me aburrió todo menos cuando el tipo cobraba. A veces le pido a mi mujer que me pellizque los hombros o la cola o que me muerda el antebrazo. La sensación que siento es dulce. En El Pasado, Alan Pauls cuenta como Rímini se sienta a trabajar en una silla de plástico y los dibujos del respaldo se le clavan en la espalda. Lo envidié.

No me gusta los dolores fuertes, pero me gustan que vayan lentamente creciendo en intensidad. Cuando boxeaba, después de entrenar, me desnudaba en el vestuario y disfrutaba sintiendo el casancio general y el dolor en los músculos de los brazos donde había recibido golpes. A veces me quemo adrede con el agua del mate. Lo peor de todo es que me pasa lo mismo con las críticas negativas que reciben mis libros. Las leo una y otra vez. Es una sensación horrible, pero al mismo tiempo la gozo mucho.

miércoles, diciembre 14, 2005

Inconfesables

Adriana Battu inaugura esta sección

Me acuerdo que, cuando vi en el noticiero las imágenes de los saqueos de diciembre del 2001, no lloré. Me impresionó, pero no lloré. Unos días después, a los chicos que estaban en el Reality que se llamaba El Bar, les pusieron una tele para que vieran lo que estaba pasando afuera. Algunos de ellos lloraban mirando las imágenes de los saqueos. Entonces yo también lloré.

martes, diciembre 13, 2005

lunes, diciembre 12, 2005

El Remisero sigue recomendando




Terranova se torna porno. Opina en Playboy, publica esta novela, y la presenta el martes 20 de diciembre a las 21 hs, en Bartolomeo, Bartolomé Mitre 1525. Dicen que va a haber chicas del ambiente hard porteño.

jueves, diciembre 08, 2005

Cortos

Por Sebastián Hernaiz

Ayer a la tardecita fui con lolamaar a la Noche del corto. Fui luego de estar en el primer día de unas abúlicas jornadas en el rectorado de la UBA, por lo que llegué a las corridas, un pancho y una coca en mis manos a modo de almuerzo muy tardío. Por suerte, lolamaar, que vía mensaje de texto me venía presionando para que llegue rápido, había ido con más tiempo y estaba casi al principio de una cola que se estiraba por varias cuadras. Sí, varias cuadras. Una vez adentro, el burócrata I del Incaa informó, como un éxito, que había quedado fuera, sin poder entrar a esa sala post-cromañón que no admite mucha gente sentada en el piso, una cuadra y media de cola, o de gente, según se prefiera decir.

Burócrata I dio un discurso de tono populista -"Lo único que voy a decir es muchas gracias a ustedes por hacer que todo esto exista", dijo para empezar a decir mucho más que "lo único"-, de tono populista, decía, en el que se notaba constantemente una "alabanza denigratoria" para con el "formato cortos": festejar la gran cantidad de producción de cortos tan sólo como señal de una posible futura buena producción de largometrajes.

Da para pensar el auge de los cortos en Argentina -y no sé afuera. Parecen surgir con el bum de las escuelas de cine, y como un modo más accesible de empezar a filmar que un largo, por cuestiones económicas y técnicas. El formato se desarrolla y se generan canales de legitimación propios. Sin embargo, el burócrata del Incaa a cargo de fomentar y bancar proyectos, se encarga de estancarlos en un "camino a", en lugar de intentar ahondar en el trabajo mismo con los cortos.

Luego, Burócrata II boludacea un rato también, se tergiversan datos, se aplaude al popúlico y comienza la función.

Once cortos en pantalla. El nivel, siempre variable. Para el corto nro. 11 inevitable llegar cansado, la mente abarrotada de enanitos peleándose, ganas de ir a cenar.

Hubo mejores y peores: me interesa escribir sobre dos. El primero, "Medianeras", de Gustavo Taretto, se inicia con una lectura socioantropológica de los edificios de Buenos Aires, recortando imágenes muy potentes, contrapuntos arquitectónicos que ponen en juego estilos, tiempos, clases sociales, distribuciones del espacio. "Gramáticas de la ciudad", diría si fuera un filósofo francés o italiano. Dos personajes, él y ella, veinticinconañeros viviendo en sus deptos en la ciudad, inician como voces en off acompañando el montaje de imágenes edilicias. Luego, una historia de desencuentros y encuentros, cercanías lejanas y otros cruces, atravesado todo por trabajos de jóvenes, internet, buscar a Wally, contestadores, chat, psicoanalistas, etc. Todo bien narrado, con un sutil arsenal de recursos técnicos, buen ritmo, humor, emoción, en fin, un lindo corto.

Pero focalizo en el principio, el montaje de fachadas y costados de edificios. El corto lee las disonacias, los anacronismos, las divergencias e incoherencias estilísticas. Ve a la casilla del sub-ocupado reflejada en el vidrio financiero de Puerto Madero, ve a la ciudad mirando al obelisco, de espaldas al río, ve a Juárez Celman y ve a Perón en la distribución de los ladrillos. Es un corto que ve. Recorta imágenes que están en la ciudad. Tiene personajes vivos que no generan pena, que están insatisfechos, pero no por eso melancólicos: personajes en los que se ve la ciudad, pero que ven la ciudad también ellos. Están vivos, están en la ciudad, no son momias egipcias que se pueden ver en el museo en un rinconcito ambientado cual si estuvieran en su lugar original. Ellos son parte de la ciudad y la ciudad es parte de ellos. Es un corto joven, porteño y actual.

El otro que me dio ganas de escribir fue uno que ya había escuchado nombrar, premiado en el BAFICI, "Roberto, electricista de automóviles", de Nicolás Bratosevich. Más pretencioso que "Medianeras", pero no a nivel formal, sino en cuanto a que pretende una programática: el cine como modo de retratar las formas de sociabilidad que la historia deja en el pasado, en honor a los "miles de anónimos que hacen la historia día a día". En fin, para pensarlo: qué distancia hay entre retratar, momificar, anquilosar y dar lugar a otras voces.

Bien, este corto tiene dos partes: una enmarcada en la otra. Dos niveles. Comienza la narración situada en el 2030 d.c., desde las "dunas del norte del gran Buenos Aires", y por entremedio de imágenes entre postapocalípticas y del Sahara, se ve venir a tres personas de lento caminar, vestidas de negras túnicas acordes con un paisaje arábico. Uno de los caminantes encuentra en el piso unos rollos de cinta que se pone a ver a contraluz y comienza a verse en pantalla lo que sería el otro nivel, el enmarcado: la filmación en el taller de Roberto, finalmente.

El film ahora pasa a ser blanco y negro, cambia el filtro de pantalla, la filmación se vuelve sobre ambientes cerrados -el taller- y la cámara “registra” añorables escenas del día a día de Roberto, su esposa y su ayudante. Aquí, el discurrir de lo "cotidiano y natural" lleva a temas de economía, mecánica, familia, automovilismo, desocupación. Al principio, todo acompañado por milonguitas que se suponen constantes en el taller, pero que luego desaparecen del sonido ambiente, quién sabe por qué.

Está explícito en el corto: se busca mostrar lo que el desarrollo histórico va dejando en el pasado, "lo que los poderosos que sobreviven hicieron morir", como se explica sobre el final. Pero para esto recurren a un desdoblamiento temporal cuya interconexión sólo se sostiene en la melancolía a ultranza; un desdoblamiento que hace que la mirada construya a un Roberto como un puro -y en tanto puro, inexistente- Otro, alejado, inaccesible; un Otro con un discurso "simple, sincero", pero que se escucha lleno de baches, por pura benevolencia, un discurso sostenido apenas en la distancia insalvable con que se lo construye -más allá de los modos de la cámara que insinúan una falsa cercanía- y en el estetizamiento mustio de las "pequeñas alegrías" de antaño.

Un ser encerrado en su taller, perdido en el tiempo que pasa por su puerta y por su propio espacio mientras él lo mira pasar mate en mano. Se hace de él un pedazo del muro de Berlín haciendo de pisapapeles en el escritorio de un mal lector de Gramsci. Se lo transforma en un dinosaurio en el medio de Pompeya, pero del que ni la propia Su Giménez podría preguntar ¿viiivo?

29/11/05

martes, diciembre 06, 2005

Hue


Por Enrique Molina


Donde el Río de los Perfumes mueve sus ligeras llamas bajo la luna
y las mujeres cantan en su boca
y hunden sus rostros de ópalo vivo en sus muslos que reverberan entre címbalos
un antro dormido al esplendor de oscuras dinastías
emperadores de labios inmóviles y grandes testículos de oro
cuya bilis era el relámpago
cuya sombra es piedra labrada jardines y sueño
He ahí
el destello perdido entre las columnas
dioses de máscaras de canela
y caderas lascivas
fantasmas de garras reales
un vértigo de mariposas
entre el templo la fortaleza y la noche
amantes descalzas y vendedores de las orillas
uniendo en sus anillos
las ceremonias de la vida
entretejida urdimbre del hambre y el olvido
en tales torsos cobrizos
en tales almas
graznido de las aves de un mundo caliente
la vieja ciudad sagrada
los monasterios de mármol
construidos sobre cráneos de colibríes
y el río de seda arrastrando mercaderías frutas podridas
lenguajes y juncos de velas negras de cáñamo
pomada de plumas
en los senos que pueblan el mercado en los brazos
impregnados por el sudor de la luz
como la floración animal de un sueño
en un lento espasmo

Y de pronto
la rajadura ciega
ciudad arrasada hasta no quedar ni un bloque de piedra en sus mandíbulas
quemada viva como el bonzo en su súplica atroz
desnudo su flanco incandescente
llaga deforme entre tizones
salen de las raíces desde los arrozales
secretos
esos hijos volcánicos
se aferran
a una indomable arquitectura
y entre el estallido de la sangre barridos de napalm y crimen
apostados sobre tumbas reales
exaltaron su propia muerte con una majestad salvaje
desgarradura y convulsión
de esa rugiente maternidad de pólvora
otra Hue ha nacido
-su doble de piedras impalpables-
muertos latentes en el aire
¡oh criaturas del monzón!
resisten aún
entre las hendiduras violentas del muro
cubiertas de vísceras explosiones y carne vidriosa
tanta vena de sed
tanto verdor de aldeas que latían
vaciado gota a gota por la herida

Hue fantasma
hecha de sombras de cadáveres la obstinada
resistencia sin término
los pequeños hombres elásticos que ardieron en la roca
el guerrillero
con su gran sol centras que lo hace crepitar como el acantilado
el guerrillero
cada vez más hundido en su siniestra ciénaga de plomo
flagelo de adioses vigilia y súplica de mujer sola que se desvanece
en su patíbulo nocturno
cielo desenterrado o lejanía
ni caricia ni lengua devorante
tanta garganta rota entre los restos imperiales

Hue defendida hueso a hueso
Hue triturada Hue mortaja de sol
Hue resistida hasta la última llama
Hue de ojos de felino entre los intersticios del desastre
Hue coagulada ahora en la memoria verdosa
pesadilla en alguna charca tan triste del cielo
gato que llora a gritos sábana venenosa plato donde
cae sangre
en vez de arroz
y el hombre que retorna con cabeza de moscas
y no comprende más ni el vino ni sus manos en la terrible
disección de la noche
Hue de escalpelo
Hue sin labios
Hue silencio de sangre
tantos muertos
han defendido el río la semilla el pubis de flores de la lluvia
la trenza que se entreabre y deja ver los cálidos
demonios de la piel
tanta lumbre de cabaña tan lejos
la huella de sandalias en la arena
la mujer lacia bajo la hoja del banano
llena de espectros
otra Hue ondula entre la niebla
de espejismo
Hue reverbero sobre el casco inflamado del "marine"

(recubierto de slogans formol
y vendas puedes ahora beber la lepra en tu gaseosa
la gangrena)


Hue de estrellas que hierven como una nueva
constelación del cielo del infierno
Hue inviolable
donde el Río de los Perfumes gira lentamente alrededor
de la luna

(de "Monzón Napalm", 1968)

(Marines haciendo fuego sobre el muro de la ciudad de Hue, febrero de 1968)

sábado, diciembre 03, 2005

El Remisero Absoluto recomienda

Washington Cucurto es el seudónimo de Santiago Vega, argentino, nacido en 1972 en la localidad de Quimes, provincia de Buenos Aires. En 1998 publicó Zelarayán, una colección de poemas cuya edición en el año 2001 fue retirada de las Bibliotecas Populares, acusada de pornográfica y racista por la Secretaría de Cultura de la Nación. En 2000 publicó La Máquina de hacer paraguayitos. Poemas suyos han aparecido en antologías publicadas en México, Chile y Alemania.

viernes, diciembre 02, 2005

Déjenlo todo - André Breton

Por Sebastián Robles (publicado en Dragón Del mar)

La verdad, no me gustan los blogs donde hay posteados poemas que no pertenecen al blogger en cuestión. Menos si son poemas viejos y archiconocidos. Pero como evidentemente no soy una persona de principios, lo voy a hacer. Creo que mi ánimo no está para otra cosa hoy.

A este poema de Breton lo leí por primera vez en una revista que solía comprar en los años 97 o 98, no recuerdo bien. Se llamaba Vestite y Andate, no sé quiénes la hacían ni si sigue existiendo todavía. Encontré el poema en una contratapa y lo tomé como una máxima durante algún tiempo. Por supuesto: no dejé nada. Solamente me lo aprendí de memoria. Ese verano hice el viaje iniciático de muchos jóvenes en épocas de la convertibilidad y me fui a Europa. De algún modo, hacerlo era para mí "dejarlo todo", aunque fuera sólo por un período de tiempo limitado. Mientras viajaba recordaba a Breton. La rebeldía, sustentada en una fórmula tautológica pero falaz, curiosa paradoja del 1 a 1. Hoy no podría hacer ese viaje.

Pensándolo bien, toda mi adolescencia fue tautológica pero falaz. Muy a mi pesar yo fui un joven menemista. No sé cómo llegué a esto pero como dije, hoy no es un buen día.

Déjenlo todo
Dejen Dada.
Dejen su esposa, dejen su amante.
Dejen sus esperanzas y sus temores.
Abandonen a sus hijos en medio del bosque.
Suelten el pájaro en mano por los cien que están volando.
Dejen si es necesario una vida cómoda, aquello que se les
Presenta como una situación con porvenir.
Salgan a los caminos.

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